BITÁCORA DE VIAJE: PANAMÁ (PARTE DOS)

EGO22 junio, 2016

Viernes 11 de marzo

Santiago de Veraguas – Panamá

Llegamos a Santiago, después de un viaje de cinco horas; ya estaba oscureciendo y no sabíamos a ciencia cierta dónde nos quedaríamos a pasar la noche. Buscamos por internet y encontramos un hostal en toda la ciudad.

Tomamos un taxi y nos dirigimos al Hostal Veraguas.

Tocamos un largo rato y nadie abría, no sabíamos qué hacer, así que insistimos, hasta que finalmente nos abrió una mujer mayor, con sombrero. Nos dijo que no había espacio en el hostal, nos preguntó cuántas noches nos quedaríamos, de dónde veníamos. Algo como un interrogatorio. Nos ofreció inicialmente el dormitorio compartido, al decirle que nos quedaríamos más tiempo, nos llevó a una habitación en un segundo piso, circular y hecha de material reciclado, hermosa–, finalmente cerramos el trato con Lidia. Nos enteramos más tarde esa noche, que realmente sólo nosotros, y un señor mayor, gringo, se quedaba en el hostal.

Ya no estoy para este trabajo, por eso digo que no hay habitación. Repetía Lidia.

Nos dirigimos a un comedor frente al hostal. No hay que caminar mucho por comida y el mercadito chino, a un costado, es perfecto.

Sábado 12 – Domingo 13 de marzo

No quisimos trabajar. Junto a Brett el gringo con el que compartimos el hostal nos dedicamos a caminar por la ciudad, es muy parecida a Comayagüela.

Me encanta esto, practicamos nuestro inglés todo el viaje, más de lo que lo practicamos en Honduras.

Pasamos el fin de semana comiendo frutas que crecían en el terreno del hostal, mangos, albaricoques, starfruit, y, claro, viendo Breaking bad.

Lunes 14 – Jueves 17 de marzo

En una terminal, más pequeña, pero más bonita que la de David, trabajamos a gusto, contando cuentos y cantando. Muy bien recibidos por esta gente, nos fue de maravilla económicamente.

El trabajo iba bien, la habitación del hotel perfecta, con Lidia y su familia, y con Brett, que tiene un maravilloso espíritu de «niño aventurero» con mucho humor.

Ahora sin más ni menos, nos dirigimos a la Ciudad de Panamá. Heber nos recomendó un hotel en la ciudad. Tomamos las mochilas y nos dirigimos a la ciudad.

Llegamos por la noche. Sabíamos que íbamos cerca de casco viejo, por los que nos dirigimos allá, sin tener idea de dónde estaba el hotel. Caminamos varias cuadras con todas las maletas, los hostales estaban muy caros y no encontrábamos al dichoso Hotel Caracas. Finalmente un señor nos ayudó con la dirección, claro que le tuvimos que pagar.

Viernes 18 – sábado 19 de marzo

Hotel Caracas (alias el cuchitril)

Sí, la estadía en este hotel no fue en absoluto placentera, ni siquiera me sentí bien acostada en la cama, que tenía quemaduras de cigarro en las sábanas. Muy oscuro y con mal olor. Qué días tan malos esos.

La comida en la ciudad no es tan apetitosa, lo que en provincia era manjar, en la ciudad sabe a cloaca. Por eso es mejor cocinar.

Nos encontramos a Óscar, a Dani y a Gloria. Llevaban un tiempo en la ciudad, y nos explicaron cómo era la movida para trabajar, en qué rutas y qué tipo de música le gusta a la gente de la ciudad. Con ellos pasamos los mejores momentos en ese hotel.

Domingo 20 de marzo

Hostal Kame House, Cerro Ancón

Hoy, Walter cumple años, y por suerte encontramos un nuevo lugar para quedarnos, el hostal Kame House. Salimos rápidamente del hotel y nos dirigimos a la nueva locación.

Le obsequié un bonito Ukulele a Walter, y comimos una rica cena en la terraza del hostal.

Estamos en las faldas del cerro Ancón, que además de ser un área protegida por la gran biodiversidad que tiene, es también el recuerdo de la lucha estudiantil, ya que en 1964 el cerro Ancón era territorio de EE.UU, el estudiantado decidió saltar la verja que impedía el paso al canal y a la zona y poner una bandera panameña, tomando posesión del territorio.

Lunes 21 – Miércoles 30 de marzo

Hicimos una semana de voluntariado, sólo que el trabajo de en este lugar fue más pesado, y no iba con nosotros, lo dejamos y comenzamos a pagar nuestra estadía.

Nos pasamos a vivir a la terraza, con una vista impresionante, una frescura, y amaneceres envidiables, desde allí se puede ver todo, desde colibríes hasta tucanes.

Conocimos a Simón, el cordobés, y a Sebastián, el parce. Compartimos con ellos la terraza, cenas, almuerzos, risas, música y trabajo.

La ciudad es dura, No hemos ahorrado tanto, hay mucha competencia, muchos artistas centroamericanos , venezolanos, colombianos y argentinos. Como que los artistas saben que es un paraíso. Trabajamos en los buses, en la terminal, pero de allí me corrieron, luego busqué terminales más pequeñas, para seguir cantando y contando cuentos, y cantamos en restaurantes por todo el casco viejo y el mercado de mariscos, el mejor lugar para comer mariscos de la ciudad.

Fuimos a Colón, conocido por ser la «Zona Libre», donde se puede comprar productos sin impuestos, Nos llevamos un mal sabor del lugar. Me pregunto mo un lugar donde existe el flujo constante de dinero, puede vivir en esos estados de pobreza. En las casas y en la ciudad en general, se vive ese aire de necesidad, Y justo al lado, tienen el mercado libre de impuestos, donde los empresarios se vuelven más y más ricos. El mundo no es un lugar justo, las personas no tenemos noción de los justo. Se vive, se roba, si se puede se mata por alcanzar el poder o comida. No quiero regresar a Colón, ni para comprarme los abrigos.

billar

Jueves 31 de marzo – Sábado 9 de abril

Gloria, Dani y Óscar llegaron al hostal, al igual que nosotros se instalaron en la terraza.

Tuvimos nuestro encuentro de hondureños, y nos la pasamos muy bien, entre películas y trabajo.

Hemos perfeccionado nuestro repertorio para el público panameño ,bueno, público mayor en general. Walter vuelve locas a las señoras con canciones de José Luis Perales, Leo Dan, y Los Panchos.

Nos encontramos con Katherine, y caminamos hasta la cima del cerro Ancón, hablando de sueños y de teatro y de la dichosa vacuna de la fiebre amarilla, la cual Walter se puso en Honduras, pero al no tener un boleto directo a Sudamérica no le dieron el carné, yo realmente no entiendo, si él dice que va es porque va, nadie se quiere poner una vacuna solo porque sí… ¿O me equivoco? Hay muchas cosas que no entiendo del sistema público de Honduras.

Sólo nos quedaba decidir cómo nos íbamos a Colombia, para pasar a Sudamérica saliendo de Panamá se tienen tres opciones, una por avión, otra por ferry o se puede pasar el bosque del Darién, donde desde hace más de cincuenta años las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Tienen bases y operan libremente, entre el territorio colombiano y panameño, camino por tierra existe, sólo que con la gran posibilidad de encontrarse frente a frente con la guerrilla colombiana. Compramos finalmente el vuelo de Panamá a Colombia. Fácil, seguro y económico.

Sale en unas semanas, así que aún tenemos tiempo para trabajar y disfrutar otro rato en Panamá. Nos Despedimos de la ciudad, no estamos ahorrando nada y necesitamos llevar plata a Colombia, así que manos a la obra, regresamos a Veraguas.

Domingo 10 – Viernes 15 de abril

Santiago de Veraguas

Regresamos armados de música y cuentos, en esta semana fuimos la sensación de Veraguas, la gente coreaba con la guitarra y nuestras voces las canciones del recuerdo. Además de ganar una módica cantidad de dinero, acá en Panamá, me da la sensación de que gano como una doctora. El dinero sí que es una cuestión relativa.

Regresamos a nuestra linda suite en el castillo reciclado, y finalmente empezó la temporada de lluvia.

Nos encontramos con Lidia, Vicky y Brett, quien nos invito a pasar unos días en la playa.

¿Y por qué no? Después de tanto trabajo necesitamos una salidita.

Sábado 16 de abril

Santa Catalina – Veraguas

niños

Brett alquiló un carro y llegamos muy cómodos, junto con una pareja de suizos a la playa.

Esta playa es conocida por tener las olas perfectas para el surf. Claro, Walter y Yo, no surfeamos, y las olas estaban muy grandes, no pudimos entrar al mar. Caminamos por horas bajo el sol, buscando un lugar donde no hubiera rocas en la playa, no lo encontramos. Dormimos en el hostal con un fuerte dolor de cabeza.

Domingo 17 – Lunes 18 de abril

Playa Venao – Los Santos

Encontramos una playa más, igual de surfistas, pero con playa de arena. Decidimos quedarnos acá. Fue un viaje de siete horas desde la otra playa, así que tendimos la tienda frente al mar y descansamos todo el fin de semana. Pudimos ver halcones, monos y águilas. Un lugar divertido, finalmente. Jugamos a las cartas y platicamos con Brett por las noches, salimos a dar una vuelta a un pueblo y comimos helado. Esta noche hicimos una gran cena, como despedida del viaje a la playa.

Hay alerta de Tsumani en Panamá, dados los estragos del terremoto en Ecuador. Nos enteramos en la mañana del lunes.

Lunes 19 de abril

Santiago de Veraguas

Regresamos a Veraguas, comimos una pizza con Brett y regresamos al hostal.

Este día llovió como hace tiempo no lo hacía. La lluvia nos recibió y nos despidió de Veraguas.

Miércoles 20 de abril

David – Hostal Bambú

Nos encontramos con Ara y su familia y Gregg, es bonito regresar a este lugar que nos trató tan bien.

Walter finalmente termino su trámite de la fiebre amarilla. Y llueve, llueve. No volvimos a salir, no se podía trabajar afuera en esas condiciones. Regresamos al voluntariado, con mucho gusto.

Sábado 23 – Martes 26 de abril

Después de cientos de intentos de comunicarnos con él, finalmente llegó Carlitos a Panamá, siempre con dificultades, pero sano y salvo.

Jugamos en la piscina por horas, recordamos, nos pusimos al tanto de todo, hablamos de Honduras. Las cosas no mejoran sólo empeoran, gracias a los impuestos de guerra, los negocios están cerrando, no hay vías de escape, quedar en bancarrota, salir del país o morir.

Carlos se hará cargo del voluntariado y hará un mural. Me gustaría verlo terminado. Y una sorpresa más, Carlos es malabarista ahora, se ha convertido en un hippie viajero completo.

Martes 26 – Miércoles 27 de abril

Ciudad de Panamá

Regresamos a la ciudad, ya sólo debíamos esperar unos días más para Colombia, mientras trabajamos por la noche y pasamos un rato con nuestros amigos.

El trabajo en los últimos días no dio mucho fruto, fue cansado y casi sin ganancias económicas.

Jueves 28 de abril

ancon

Ciudad de Panamá, último día

Nos encontramos nuevamente con Katherine, esta vez para ir al mall, necesitábamos nuestros abrigos y zapatos respectivamente para el frío que se vaticinaba. Kath, muy amablemente nos llevó a todas las tiendas, e incluso espero a que Walter se pusiera de acuerdo en qué comprar, ya que luego de pasar por todas las tiendas, no había comprado nada.

Terminamos tarde, llegamos al hostal y ya era hora de poner todo en orden, las mochilas asombrosamente las acomodamos en un rato, si lo veo en retrospectiva, al principio tardábamos mucho, hemos simplificado el arte de ordenar una mochila. Nos despedimos de todas esas personas que hicieron nuestra estadía amena, con muchos abrazos y promesas de reencuentro, salimos a las diez de la noche hacia el aeropuerto.

Tomamos el bus urbano, que corre 24/7 en toda la ciudad, nos bajamos en la terminal y tomamos el bus que nos lleva al aeropuerto Panamá Pacífico, que no es un aeropuerto muy grande, y queda en lo que parece ser una ciudad modelo, autónoma, y en donde vive gente rica.

Como era de noche, no había transporte y caminamos una hora para llegar al aeropuerto, en el camino nos encontramos con un desfile de luciérnagas por toda la calle, que nos animaron a seguir ese trayecto tan largo.

Finalmente llegamos y esperamos la hora del vuelo.

Ya era la hora de partir y subimos al avión que nos llevaría rumbo a Colombia.

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Ishtar Paz

Ishtar Paz

Tegucigalpa, 1994. Actriz egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático, (ENAD). Cuenta cuentos, y actualmente viajando por Latino América.

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