AUMENTA EL USO DE MENORES PARA COBROS DE EXTORSIÓN

EGO16 noviembre, 2017

Tegucigalpa.  Marta llegó a las 6:30 de la mañana a los juzgados en la colonia La Granja en la capital, se sentó en una acera a desayunar con un jugo y una cemita que trajo de su casa, en espera de la llegada de un abogado para que represente a su hijo Marcos, menor de edad, que hace tan solo dos días fue detenido mientras presuntamente cobraba extorsión en una populosa colonia de Comayagüela.

El abogado la citó a las 7 de la mañana, pidiendo que fuera puntual, ya que le dijo que tenía varias audiencias ese día en ese juzgado y en cuanto llegara el bus con los reclusos que trasladaban desde la Penitenciaria de Támara, tendría que retirarse.

Marcos es el hijo de Marta, ella nos enseña un par de fotos que carga en su cartera donde se ve la evolución de un niño gordito a un joven alto y espigado que comenzará su vida adulta tras las rejas.

El abogado llegó puntual y después de una brevísima explicación de Marta, en resumen le dijo que para tomar el caso tenía que tener disponibles por lo menos 30 mil lempiras y sin darle mucha esperanza le dice que lo mejor que puede hacer es conseguir una sentencia rápida y la condena más baja si Marcos se declara culpable.

La pena para el delito de extorsión es de 15 a 20 años de prisión, según una reforma al Código Penal aprobada en febrero de 2017, la rebaja en la condena que recomienda el abogado  puede ser optar por un procedimiento abreviado o una estricta conformidad, que es cuando se obtiene una pena mínima o media de la pena abstracta señalada en el Código Penal al declararse culpable.

Marta pone una expresión dura en su rostro al escuchar esto, seguramente resistiendo romper en llanto o ira, para el abogado es un cliente más, un día más de trabajo, ya que la detención de menores por el delito de extorsión ha ido en aumento.

AUMENTO EN EL USO DE MENORES PARA LA EXTORSIÓN

Norma Moreno, portavoz de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA) detalla que desde hace tres años que se creó esa unidad, se han detenido 3228 personas por el delito de extorsión, de estas 525 son niños y 132 niñas, por lo que un equivalente al 20 por ciento de los extorsionadores detenidos han sido menores de edad, o en otras palabras, uno de cada cinco extorsionadores es un menor.

Pero dramáticamente esta cifra se ha duplicado en el 2017, llegando al 40 por ciento de menores los detenidos por extorsión, y por ende, dos de cada 5 de los extorsionadores son menores.

Moreno expresa con preocupación que en lo que va del año la captura de menores se ha incrementado, debido a que miembros de estructuras criminales envían a sus hijos, familiares, o a jóvenes recién reclutados a recoger dinero,  entregar notas extorsivas o teléfonos celulares para exigir el pago.

Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza explica que «en el cobro de la extorsión hay una gran cantidad de jóvenes que son obligados a hacerlo, los menores son utilizados para eso,  no hemos sido capaces como sociedad y como Estado de detener eso.»

Según Ruela, el modus operandi  es el siguiente: «una banda de criminales obligan a un niño o una niña a llevar un teléfono, a llevar un recado o a cobrar un dinero, entonces cuando los capturan ellos no pueden hablar, porque su familia está en riesgo, pero la estructura criminal no está en riesgo, los líderes están tranquilos, no les pasa nada.»

Ruela considera que el uso de menores en la extorsión es un problema estructural, «tenemos que cambiar de estrategia, porque así no se va a reducir la extorsión,» agregó.

PERCEPCIÓN DE LA EXTORSIÓN

Según estadísticas de la FNA, debido a las capturas que se realizan se han dejado de pagar más de 233 millones de lempiras y unos 47 millones en 2017.

Según estadísticas de FNA, se han dejado de pagar más de 233 millones de lempiras en los últimos tres años y unos 47 millones en 2017.
Según estadísticas de FNA, se han dejado de pagar más de 233 millones de lempiras en los últimos tres años y unos 47 millones en lo que va de 2017.

Estadísticamente se da un caso de extorsión cada seis horas y se capturan dos extorsionadores al día, pero la queja en la población continúa igual y muchas veces no aprecia los logros que publicitan las autoridades.

Como explicó Ruela, se están deteniendo  a los menores, nuevos reclutas de las organizaciones y no a los cabecillas. El director de Casa Alianza concluye recomendando «tratar este tema de manera más holística, encontrar la forma que el niño en lugar de ser visto como un criminal, sea visto como un colaborador, los niños son víctimas y en lugar de ser exhibidos se debería de procurar que ayuden a desarticular esas bandas, si queremos que el índice de extorsión baje.»

RECONOCER LAS SEÑALES EN LOS HIJOS

Marta trabaja como secretaria en una dependencia del Estado, con un horario de oficina más horas extras (sin paga), es ella misma quien acepta que tiene parte de responsabilidad en la actuación de su hijo.

«Su papá nos abandonó hace unos 7 u 8 años y la verdad yo no sabía qué hacer, él empezó a mandar en la casa, yo no podía decirle nada porque era muy malcriado, el año pasado abandonó el colegio y por más que intenté que volviera no lo logré, hasta en un privado le ofrecí meterlo, yo nunca le vi malas amistades, pero la verdad es que no lo veía casi, no vi nada que me preparara para esto que estamos pasando,» lamentó.

La madre de Marcos explica que, si hace un esfuerzo por encontrar algún indicio de lo que llevó a su hijo a esa situación, recuerda vagamente haberlo visto dos veces platicando con un hombre mayor, que usaba ropa ancha y se tapaba la cara con gorras, dice que más que saber algo, no le agradaba la presencia de ese hombre, aunque nunca pensó que esa tragedia les iba a pasar, también comenta que era muy celoso en las llamadas que recibía al celular, pero ella lo vio como normal en los jóvenes.

Norma Moreno, portavoz de la Fuerza Nacional Antiextorsión explica que la FNA está realizando campañas en centros educativos a nivel nacional para promover la denuncia ciudadana, involucrar a padres y maestros en la formación de los hijos y ponen a disposición la línea 143 en todo el país para realizar denuncias de extorsión o comportamientos sospechosos, aunque estos sean de los propios hijos.

«Son comportamientos extraños cuando los menores van adquiriendo cosas que los padres no les han dado, ropa, teléfonos, joyas, esto debe de llamar la atención, en los centros educativos se apostan miembros de grupos criminales para reclutar los jóvenes,» detalla Moreno.

Como siempre, al perro más flaco le caen las pulgas y estos grupos se aprovechan de jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, hogares donde falta uno de los padres y prima la necesidad, pero a pesar de esto, Moreno sigue instando a la denuncia «ya que es importante que los padres denuncien, ya hay casos en que los padres llaman y denuncian que adultos están yendo a traer a sus hijos, nosotros podemos ayudar.»

Concluye diciendo que «otros jóvenes lo ven normal, y lo ven como una oportunidad de conseguir dinero fácil, tal vez sus padres u otros parientes lo hacían  y ellos continúan cometiendo ilícitos.»

Finalmente, Marta hace un trato verbal con el abogado y expresa que se dirige a una cooperativa para tramitar un préstamo para así poder pagar los honorarios que podrían reducir la condena a la que seguramente se enfrentará Marcos.

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