En muchos gobiernos de Honduras, las publicaciones críticas contra los gobiernos eran castigados, coartando la libertad de expresión y de prensa especialmente en regímenes autoritarios que por muchos años estuvieron al frente del país.
El poeta Juan Ramón Molina, que también fungía como periodista y director para el Diario de Honduras, ayudó en la candidatura del General Terencio Sierra y de acuerdo a varios escritores, era considerado un amigo del general.
Tras la publicación de un artículo escrito por Benjamín Franklin llamado “Un hacha para afilar” en el Diario supuestamente y por otras razones, Molina fue enviado a la trabajar en la carretera del sur como castigo.
Según Froylán Turcios, que cuenta en su libro «Memorias», “Molina fue atrozmente sometido a degradantes torturas, poniéndosele en cepo de campaña y ensangrentándosele a latigazos en el cuartel de San Francisco, con la crueldad de exhibirle luego entre los criminales con cadena que trabajan en la carretera del sur”.
Molina publicó tiempo después, el artículo “Un Atentado inaudito” manifestando que cuando fueron llamados a la oficina de Comandancia de Armas, fue amenazado por un coronel.
“Son muy abusivos. Se les da toda la libertad de imprenta y lo que hacen es atacar al gobierno. Ya se lo digo: le voy a dar una gran fregada”, dijo el coronel Reyes, cuenta Molina.
El artículo publicado por Molina fue considerado como una “indirecta”, una critica del gobierno de Terencio Sierra o con doble intención.
No obstante, Molina se mostró incrédulo ante las amenazas, relatando que habían publicado el artículo de Franklin porque no tenían cómo llenar media columna.
«Y dice usted que hay libertad de prensa le preguntamos al Señor Comandante, con el asombro y la indignación pintada en la faz», continuó Molina.