Copán fue considerado como tierra de murciélagos durante la dinastía del gobernante 18 Conejo.
Retratados como animales devoradores de sangre en el cine así como en la literatura y portadores de enfermedades, lo cierto es que no todos se alimentan de sangre y cumplen una función esencial en los ecosistemas como polinizadores, controladores de plagas y dispersores de semilla.
El historiado Arnulfo Ramírez explicó que este mamífero que es temido y estigmatizado forma parte de la cosmovisión de la antigua civilización maya y fue considerado sagrado.
«El murciélago es importante porque vive en las cuevas o en las cavernas y ahí mismo viven algunos dioses. Ellos creían que en las cuevas se formaban el maíz, la lluvia y el trueno», indica Arnulfo.
El murciélago se convirtió en el glifo emblema de Copán, siendo plasmado en varios murales y esculturas cerámicas que todavía se conservan. En una de las estela que representa al gobernante 18 Conejo se encuentra un glifo. En otras esculturas fueron moldeados con rasgos humanos. 
Dentro de la mitología maya, el dios Camatoz o Zotz fue asociado con la muerte, el sacrificio y la oscuridad, sin embargo, Ramirez manifestó que se le atribuía «el papel de Dios de la Muerte, Dios Protector en el tránsito entre la vida y la muerte».
Los españoles contrajeron muchas enfermedades que propagaron durante las conquistas causando la muerte de varias civilizaciones, no obstante, los mayas no han desaparecido. «Hay actualmente más de seis millones de mayas sólo que muchos de ellos, sobre todo los de Copán, a partir del año 822 se empiezan a mover hacia la zona de Yucatán por el tema ecológico. Las tierras que eran para cultivar la utilizaron para construir y empezaron a cultivar en tierras no propicias ni fértiles para el cultivo», agregó Ramírez.
